
El pasado 12 de febrero desaparecía para siempre
Luis Molowny Arbelo. Tenía 84 años y una amplia trayectoria deportiva tras de sí. Toda la prensa deportiva se hizo eco de ello destacando su gran actividad como futbolista, entrenador o director deportivo, fundamentalmente en el Real Madrid. En algún medio se citó su etapa como seleccionador nacional formando trío con
Artigas y
Muñoz. Todos alabaron al gran hombre. Su profesionalidad, carácter y saber estar se resaltaron como algunos de sus valores. En muy pocos sitios, sin embargo, se citó el número de veces y años en que fue internacional como jugador. Y casi en ninguno se incluyó en su currículum que integró la selección española que jugó los Campeonatos del Mundo de Brasil, en 1950, donde el combinado nacional alcanzó la cuarta posición; el más alto puesto alcanzado jamás en unos Mundiales.
Ahora que estamos en año mundialista y que el actual equipo nacional parece haber “ganado” de antemano dicho evento, no estaría de más ser humildes y recordar a
Luis Molowny y a la España de aquel Mundial. Justificadas están las ilusiones y esperanzas puestas en ello, el equipo español está en un momento inmejorable. Pero bien habría que tener en cuenta, porque la historia también hay que tenerla presente, que una Eurocopa ya la habíamos ganado antes de 2008, fue en el año de 1964, pero un Campeonato del Mundo jamás.
El mejor puesto alcanzado fue aquel de 1950. El seleccionador era
Guillermo Eizaguirre y el entrenador
Benito Díaz. La selección debutó contra Estados Unidos venciendo por 3 a 1 con la siguiente alineación:
Ignacio Eizaguirre;
Alonso,
Antúnez,
Gonzalvo II;
Gonzalvo III,
Puchades;
Basora,
Rosendo Hernández,
Zarra,
Igoa y
Gaínza. Marcaron
Igoa,
Basora y
Zarra. En el siguiente encuentro, frente a Chile, jugaron
Ramallets en la portería sustituyendo a
Eizaguirre,
Parra por
Antúnez y
Panizo como interior izquierdo, pasando
Igoa a ocupar el lugar de
Rosendo Hernández. España ganó 2 a 0.
Basora y
Zarra fueron los goleadores. El tercer encuentro del grupo nos mide a Inglaterra, en el ya famoso enfrentamiento y con el no menos famoso gol de
Zarra que supondría la victoria por la mínima. Jugaron los mismos que contra Chile.
En la fase final –tras una fase de grupos el campeonato se dilucidaba con un liguilla entre los cuatro mejores equipos de la fase anterior- España se enfrenta sucesivamente a Uruguay –futuro campeón-, Brasil y Suecia. Frente a los uruguayos el resultado fue de 2-2. El único cambio en el combinado nacional el de
Molowny por
Panizo. Marcó
Basora por partida doble. Contra Brasil vino la debacle, los brasileños eran los máximos favoritos, y la derrota por 6 goles a 1. El gol de honor lo marcó para España
Igoa. Volvía
Panizo y salía del equipo
Molowny. Finalmente el encuentro que decidía el tercer puesto y perderíamos frente a los suecos por 3-1. Por los nuestros marcaba
Zarra redondeando una gran actuación. El equipo estaba cansado y se produjeron varios cambios de cara a este encuentro. Volvía
Eizaguirre a la portería,
Vicente Asensi jugaba en el lateral derecho mientras
Gabriel Alonso lo hacía en el izquierdo en vez de
Gonzalvo II;
Silva por
Gonzalvo III en la media; y arriba
Rosendo Hernández volvía sustituyendo a
Igoa y
Juncosa lo hacía por
Gaínza.
Se confeccionó un primer y un segundo equipo “ideal” de la primera fase en la que estuvieron incluidos
Ramallets,
Parra y
Zarra en el primero y
Gaínza en el segundo. En el “once ideal” del torneo formado al final del mismo estuvieron
Ramallets,
Puchades y
Gaínza.
Ese fue el equipo que consiguió la mejor clasificación alcanzada jamás por el fútbol español en un Campeonato del Mundo. Justo es recordarlo hoy aquí a dos meses del comienzo del Campeonato de Sudáfrica. Un torneo en el que nuestra selección parte como una de las claras favoritas al triunfo. Esperemos que así sea aunque como decimos conviene no dejar de ser humildes en un momento en que es fácil dejarse llevar por la euforia. Deseamos no obstante que los chicos actuales hagan una historia aún mayor que la de los héroes antes mencionados.