
Confieso que nunca fui especialmente "raulista", ismo surgido con la figura del jugador. Que le critiqué en alguna época que no participara, con frecuencia, en la construcción del juego y su excesivo derroche, a veces innecesario, en el esfuerzo.
Pero no pasó mucho tiempo hasta que me ganó. Pícaro, inteligente, descarado, con visión de juego, sin ser un gran dominador del balón no estuvo exento, sin embargo, de recursos técnicos. No poseyendo, a priori, un gran disparo acabó siendo un rematador de primera fila. Sacrificado, competitivo y con un amor propio inquebrantable, por encima de todo.

Cuando la temporada futbolística 2009-2010 toca a su fin aún no es conocido el futuro que tendrá Raúl el próximo ejercicio. No importa. Hace tiempo que entró ya en la leyenda del Real Madrid y del fútbol español. Del fútbol en general. Cuando llegue el momento de decir adiós y de entrar en el Olimpo particular del club del Bernabéu los Zamora, DiStéfano, Puskas, Gento, Amancio etc. ya le estarán esperando.
Raúl González Blanco, futbolista. ¡Va por ti!
Raúl González Blanco, futbolista. ¡Va por ti!