domingo, 28 de junio de 2015

Cristiano y los mejores jugadores de la historia

Cristiano Ronaldo

Nadie puede dudar de las extraordinarias cualidades de Cristiano Ronaldo. Lo que quiero decir es que no se pueden negar sus virtudes: su velocidad, su fuerza, su potencia en definitiva, su tremenda pegada al balón, su capacidad de remate y acierto -jugador insaciable de cara al gol como pocos que uno pueda recordar en la historia de este juego-. Sus ansias de ganar, agradar y ser el mejor. 

Hasta ahí todo perfecto. Sin embargo, al mismo tiempo que todo esto puede ser apreciado por cualquier aficionado, también pueden verse, sin mucho esfuerzo, sus defectos. Su egoísmo, su individualismo  y, diría yo, hasta su megalomanía. Sí, megalomanía.

Si nos vamos al diccionario de la RAE (Real Academia Española) encontramos al buscar el término megalomanía lo siguiente: "manía o delirio de grandezas". O sea, para explicarlo en términos más sencillos: falta de humildad. Una falta de humildad absoluta. Condición indispensable para compararse con los mejores, no ya de la actualidad, sino de la historia. No se trata de que este jugador tenga que ceder ante nadie en el campo, no. Es un problema de actitud. 

Su soberbia, orgullo y dignidad mal entendida le juegan malas pasadas. Puede ser un chico sensacional fuera del campo e, incluso, a veces lo es dentro de él, pero su talante dista en muchas ocasiones de ser el adecuado para jugar a un juego como éste, colectivo y de asociación.

Para que Cristiano lo entienda -si alguna vez leyera esto- la grandeza de los mejores jugadores de la historia está en lo que mostraron en el campo, lo que volcaron, que no fue otra cosa que la manisfestación de su cáracter a través del juego. De sus ganas de jugar, gustar, ganar, claro está. Pero también de su juego puesto al servicio del equipo, de su generosidad, de su derroche en beneficio del fútbol. 

No es una cuestión cuantitativa, sino cualitativa. No se trata de batir marcas. Hay jugadores que meten muchos goles, otros que hacen muchos regates, dan muchos pases o muchos centros. No por ello están entre los mejores. El mejor, los mejores hacen lo necesario para que su equipo gane. El lucimiento al servicio del conjunto, y no al revés. Ello no excluye el lucimiento personal cuando la ocasión lo requiera. Claro que no.



Arsenio Erico

En la historia de este juego hubo muchos grandes jugadores que dejaron su impronta de calidad. Cada uno con sus características propias. Ignoro el espectro de jugadores a los que Cristiano Ronaldo ansía superar pero si cito avuelapluma me salen unos pocos a los cuales cabría mencionar, por lo que nos dejaron, con todo merecimiento: Scarone, EricoMoreno, DiStéfano, Matthews, Puskas, Charlton, Sívori, Garrincha, Pelé, Eusebio, Cruyff, Beckembauer, Platini, Maradona...y un largo etc. hasta llegar al mismísimo Leo Messi.

Si Cristiano entendiera esto sería mejor jugador, mucho mejor. Uno de los mejores. Sin duda.



domingo, 28 de diciembre de 2014

DiStéfano

Rematando como él sabía hacerlo
El pasado 7 de julio fallecía Alfredo DiStéfano, para muchos de los que le vieron jugar y otros tantos que no lo hicieron, el mejor futbolista de la historia del fútbol. ¿Qué puedo yo escribir de DiStéfano a estas alturas? Se ha escrito tanto acerca de este coloso que da la impresión de que todo lo que se escriba no añade nada o muy poco a lo ya vertido sobre su figura.

¿Cómo contar o decir acerca de él algo nuevo o no sabido? Datos, records, goles, equipos, títulos, informaciones etc...Está todo ahí en las hemeretocas para gozo y envidia de admiradores y adversarios. 

Sus partidos y sus éxitos fueron recogidos por una incipiente televisión y por el cine en mayor o menor medida. No había llegado aún la época en que la imagen de los hechos llegó a ser tan importante como el hecho en sí. Décadas después lo que no está recogido en imágenes -y en sus múltiples soportes- literalmente parece que no existe. Así, simplemente.

Su triunfo en dicha posteridad hubiera sido pleno. Ricardo Zamora, futbolista de una época anterior a DiStéfano, llegó a ser mundialmente famoso sin necesidad alguna de que su figura se viera potenciada por medio visual alguno. La Saeta Rubia -apodo del jugador hoy protagonista; una saeta es una especie de flecha- tampoco necesitó mucho de ello.

¿Cómo valorar a través de simples videos de jugadas antiguas y en blanco y negro básicamente a un jugador que con el '9' a la espalda se convertía en el mejor defensor de su equipo, que instantes después ordenaba a sus compañeros en medio campo para en pocos segundos pasar al ataque y marcar el gol deseado? 

Todo ello, con unas facultades físicas portentosas, claro está, sazonadas con una lucha y amor propio que sólo podían abatir las lesiones -tuvo muy pocas a lo largo de sus carrera- y con una facilidad increíble para estar siempre donde había que estar para triunfar.

Era un hombre de fe inquebrantable en la victoria. Parecía que nada podía con él. Corría más que nadie, mandaba, daba ejemplo, siempre práctico, efectivo, cuando había que jugar de salón lo hacía -siempre como recurso decía él-. Inteligente, con una calidad pocas veces vista, dominaba todas y cada una de las parcelas del juego. Hubo mejores jugadores que él en muchas facetas del mismo pero nadie como él reunió todas y cada una en un solo jugador.


Con la selección del resto del mundo
Valiente y decidido, honesto y pícaro al mismo tiempo, mantuvo siempre el aroma del fútbol de barrio y lo elevó a lo más alto por todos los campos del mundo. Futbolista sabio: "se juega como se es" decía, fue admirado por igual por compañeros y rivales. Hacía siempre lo necesario para que su equipo ganase.

Arrogante cuando había que serlo- a Fidel Uriarte del Athletic de Bilbao le espetó al conocer que iba a ser su marcador durante todo el partido: "pues entonces sígueme y aprende"- pero demostrando siempre una tremenda humildad. Generoso incluso con el adversario.

Imprevisible, con un disparo casi perfecto -jugó, formando el mejor dúo que en mi opinión existió, junto a Ferenc Puskas, cuya potencia y precisión de disparo al mismo tiempo no ha sido quizás superada- se hartó de golear las redes rivales rematando en cualquier posición posible.

Piensen en Alfredo DiStéfano cuando lo hagan en jugar bien, en el jugador perfecto. Cortar el balón del rival en el momento oportuno, armar el juego en el medio del campo y terminar rematando a las mallas en esa manisfestación de alegría que supone el gol. Todo ello realizado por un solo hombre. ¿Qué cámara existe capaz de recoger todo eso?


lunes, 30 de diciembre de 2013

Cristiano, Balón de Oro

El preciado trofeo
El título de la entrada no deja lugar a dudas. Le otorgo simbólicamente el Balón de Oro -que se entregará el próximo enero- al jugador del Real Madrid Cristiano Ronaldo porque creo que se lo merece.

Se habla y se polemiza mucho al respecto. Es normal. Cada uno tiene sus preferencias. Reivindico por completo la potestad que tiene cada cual de elegir según criterio personal al que considere mejor jugador del planeta en este último año. Pasiones incluidas, claro está. Pero vamos a ver cuales deberían de ser las pautas a seguir para designar al ganador del citado y anhelado premio. 

El futuro Balón de Oro debería ser, simplemente, el mejor jugador del año que se entra a valorar. O sea, 2013. El más destacado individualmente. Ni más ni menos. Por ello y aunque influya poderosamente haber ganado títulos, bien a nivel de clubs, tanto nacional como internacionalmente, bien a nivel de selección, no tiene porqué ser decisivo. Sí es importante pero no siempre fundamental.

Hubo jugadores en cuya elección pesó mucho su actuación en los grandes torneos (Mundiales, Eurocopas; actualmente incluiríamos todos los demás torneos continentales respectivos) pero también hubo casos en que esto no influyó decisivamente. Tomemos como principal ejemplo el de Stanley Matthews, primer jugador galardonado con el trofeo que nos ocupa. El año, 1956. No sólo no gana ningún título con su club, el Blackpool, ese año sino que ni siquiera juega la recién creada y aclamada Copa de Europa de Clubs. Si Matthews fue el primero debería ser referencia y modelo para todos los Balones de Oro posteriores.

El ganador, insisto, debe ser el jugador más destacado del año. En este caso creo que no ofrece lugar a dudas: Cristiano fue el mejor. El portugués está marcando un hito en el fútbol español en cuanto a cifras goleadoras se refiere. Sólo Messi ha sido capaz de competir con él este apartado. Tanto en torneos domésticos como internacionales. La lesión del argentino no supuso para el siete del Real Madrid más que un acicate para que -al estilo de lo que hace en el campo- esprintar y seguir marcando goles. En este caso la calidad de juego y la performance goleadora se juntan en un mismo jugador.

Cristiano Ronaldo
Es, sin duda, el jugador más en forma en el panorama futbolístico actual. Insisto en que cada uno puede tener su preferido. Messi, Ribery, Bale, Neymar o el mismísimo Iniesta pero en justicia creo que Ronaldo se lo merece sin ningún género de dudas.

Imagino que la FIFA, organismo que apadrina dicho galardón, lo tendrá en cuenta. Aunque oficialmente haya una votación y el máximo organismo vaya de transparente por la vida. Está claro que se respetan las opiniones de todos los votantes. Al menos eso es lo que oficialmente se cuenta.

Al final, en enero, ya el próximo año, cuando se de a conocer el nombre del ganador ese debería ser Cristiano Ronaldo. Lo demás, siendo honestos, sería mear fuera del tiesto.

lunes, 6 de agosto de 2012

Casillas y el Balón de Oro

Mucho se está hablando tanto por parte de la prensa como del aficionado de la calle de la posibilidad de que el trofeo que se entrega al mejor futbolista del año presente -el tan ansiado Balón de Oro- vaya a parar en esta ocasión a manos del guardameta del Real Madrid y de la selección española Iker Casillas.

Justo es reconocer que el rendimiento del citado jugador en lo que va de 2012 está siendo excelente. Después de ayudar a su equipo a ganar el título de Liga hizo lo propio con el equipo nacional llevándose el triunfo en la pasada Eurocopa de Naciones.


En los antecedentes tan sólo un guardameta inscribió su nombre en el palmarés ganador del trofeo. El aludido no es otro que el mítico Lev Yashin. Fue en el ya lejano 1963. Hay que reconocer que la empresa de conseguirlo por parte de un portero se antoja difícil. No se trata de un reconocimiento a una carrera -como algunos pretenden argumentar sin embargo-. Hay que tener claro que este premio proclama al mejor de todo un año. No valora en ningún momento el reconocimiento ni la regularidad de un jugador a lo largo de los años.

Si Ricardo Zamora es el mejor portero de la historia del fútbol Iker Casillas es el mejor portero de la historia del Real Madrid. Y se dice esto teniendo en cuenta que El Divino Zamora defendió la portería del Madrid durante seis temporadas. Tal es la importancia de Casillas.

Como digo no lo tendrá nada fácil ante jugadores como Messi o Cristiano Ronaldo. Puede Casillas pasar a engrosar la larga lista de grandes jugadores -porteros o jugadores de campo- que finalizaron sus carreras sin conseguir el preciado Balón. Da igual, él ya tiene desde hace mucho el mayor de los premios: el reconocimiento por parte del público. Ese es el mayor de todos.

lunes, 9 de abril de 2012

Zárraga

A hombros con la Intercontinental
Poco ha sobrevivido Jose María Zárraga a su compañero del Real Madrid Marquitos. Al cántabro, fallecido hace poco más de un mes, le ha seguido el vizcaíno, con quien compartió vestuario durante muchas temporadas. Es ley de vida que vayan desapareciendo poco a poco grandes nombres del fútbol español -y mundial- de épocas pretéritas.

Fue Zárraga, junto a Gento y DiStéfano, el único jugador que jugó con el Madrid las cinco finales de Copa de Europa disputadas por dicho equipo en la década de los cincuenta -de 1956 a 1960 inclusive- y que la entidad que presidía Santiago Bernabeu contó por victorias. Marquitos estuvo en aquel equipo que ganó las cinco primeras ediciones de la vieja competición pero no disputó la tercera -1958- que se disputó en Heysel, Bruselas.

Procendente del fútbol vizcaíno llegó al Real Madrid en 1949 que lo bajó al entonces filial, el Plus Ultra. Dos años después -en 1951- subió definitivamente al primer equipo donde estaría hasta 1962. Campeón de Liga en seis ocasiones, una de Copa y otra de la Copa Intercontinental, formó con Miguel Muñoz un tándem histórico en la línea media.

Jugador de trabajo ímprobo en el campo. Obscuro de cara a la galería pero siempre reconocido por la afición -le llamaba cariñosamente Zarraguita-, su aportación era fundamental para un equipo tan atacante como el blanco.

Ocho veces internacional con la selección absoluta de España, no lo fue más debido al enorme potencial que por aquel entonces presentaba el fútbol español.

lunes, 2 de abril de 2012

El Mejor Lanzador de Córners

La leyenda del saque de esquina
Hay personas que me comentan que son seguidores de este blog. Me dicen que no escriben en él, que no comentan, por diferentes motivos. Pero que sí lo siguen. Que lo leen y les gustan los contenidos que en él se vierten. Es algo que me agrada lógicamente. Pero sí que es cierto que si no se comenta al hilo de la entrada de turno no es posible rebatir los contenidos antes mencionados. He de suponer por tanto que dichos seguidores están satisfechos con lo por mí expuesto.

Me basta, no obstante, con que ese puñado de lectores encuentren el blog informativo y entretenido. E instructivo si es posible. Intento contrastar todas la información en él expuesta aportando a la misma mi intransferible opinión personal.

No obstante, recientemente, uno de esos seguidores, no especialmente aficionado al fútbol, pero sí hombre inquieto y curioso en general, me preguntaba, en un cercano encuentro personal, acerca del mejor lanzador de córners de siempre. Es decir, del futbolista que mejor había efectuado los saques de esquina en la historia del fútbol.

Bucear en la historia del fútbol en busca del mejor lanzador desde la esquina es tarea ardua y complicada. Máxime teniendo en cuenta que los criterios son absolutamente subjetivos. A parte de la imposibilidad de haberlos visto a todos.

Porque un saque de esquina no es un lanzamiento de máximo castigo desde once metros que suele acabar en la red. Ni un golpeo con barrera desde las inmediaciones del área que genera la mayoría de las veces una ocasión de peligro cuando no acaba en las mallas. Se trata por tanto de buscar al jugador que mejor centra -normalmente al área aunque en ocasiones se haga bastante abierto fuera de la misma- con el balón parado desde la zona indicada para ello. Desde la zona confluencia de las líneas de banda y fondo que señala uno de los límites del campo.

Rara vez un saque de esquina se convierte en gol pero si al golpear el balón, buscando al compañero mejor situado, éste se acerca a los palos que conforman la portería, además de una posición franca de remate, tendremos un posible gol directo.

De todos los especialistas que ha habido y pueda haber me voy a quedar con Emilín, el sensacional extremo izquierdo del Oviedo de antes de la guerra -me refiero a la guerra civil, claro está-. El fabuloso extremo sacaba los córners dándole una rosca muy especial con la que conseguía colocar el balón dentro de la portería rival en no pocas ocasiones. En las ocasiones en que esto no sucedía allí estaba su compañero Isidro Lángara para encargarse de rematarlos a la red.

La rosca consiste en hacer que el balón vaya rotando en el aire y tome efecto hacia el interior, por tanto conseguir que el balón vaya directo hacia la portería, que se encuentra en línea con el córner, y entre dentro de la misma.

Esta acción -la de marcar un gol desde la mismísima esquina- fue conocida como Gol Olímpico y según cuenta la historia el primero que marcó uno así fue el argentino Césareo Onzari. Fue en un encuentro ante Uruguay -que era el campeón olimpíco en vigencia y de ahí el nombre que recibe dicha acción- en 1924. Tan sólo unos meses antes permitió el reglamento por vez primera lanzar directamente a puerta desde la esquina.

No sé si Emilín fue el mejor o no en este apartado pero, desde luego, sí fue una leyenda de los saques de esquina. Un futbolista representativo de lo que aquí se plantea. Ya hablo más arriba de la dificultad de encontrar a uno sobresaliendo entre los demás.

Espero que lo aquí expuesto sea del agrado del mencionado seguidor -y amigo mío- y que su inquietud y curiosidad haya quedado satisfecha al menos en la medida de lo posible. Después de varios años sin encontrarnos tenía que responder a su pregunta.

martes, 27 de marzo de 2012

El Monstruo de Colombes

Basora, a punto de centrar
No podría empezar con otro título esta entrada sobre el desaparecido Estanislao Basora. Ese fue el sobrenombre por el que fue conocido después de un partido internacional con la selección española en dicha localidad francesa.

Fue Basora uno de los mejores extremos derechos de la historia del fútbol español. Un adelantado a su tiempo. Su forma de proteger el balón, su capacidad goleadora -algo no muy habitual en su época teniendo en cuenta su posición en el campo-. Ingresó en el F.C. Barcelona en 1946 para abandonarlo en 1958 con un rosario de títulos en su haber.

Cuatro veces campeón de Liga, cuatro de Copa, una Copa de Ferias y dos Copas Latinas entre otros trofeos conquistados . Formó parte del Barça de las Cinco Copas integrando una delantera mítica junto a César, Kubala, Moreno y Manchón. En 373 encuentros consiguió la cifra de 153 goles con el Barcelona.
En boca de gol

Fue veintidós veces internacional por España -13 goles-, consiguiendo el cuarto puesto en el Mundial de Brasil en 1950 -la que hasta 2010 fue la mejor clasificación de la selección nacional en toda su historia-. En un encuentro frente a Francia, en la localidad -cercana a París- de Colombes, Basora jugó tan bien que fue bautizado como El Monstruo de Colombes. Ese día España marcó cinco goles y Basora hizo tres de ellos.

En el cementerio de Les Corts, junto al Camp Nou, ya descansa en paz.