Estaba cantado. Era inevitable y no podía ser de otra manera que la siguiente entrada a publicar iba a estar dedicada a España y su reciente conquista del Campeonato del Mundo. ¡Por fin! Justo cuando se van a cumplir 90 años del debut de la selección de fútbol, La Roja consiguió la hazaña.
¡Cuantas ilusiones a lo largo de ese tiempo! Desde el gol de Patricio Arabolaza frente a Dinamarca en la cita Olímpica de Amberes -1920- que inauguró la cuenta de partidos y goles para los nuestros. ¡Cuantas frustraciones! El autogol de Perico Vallana en París en la siguiente cita olímpica en la "ciudad de la luz" frente a Italia en 1924 o las afrentas de los árbitros Baert y Mercet en el duelo frente los mismos italianos y en el consiguiente partido de desempate respectivamente -en el Mundial organizados por los transalpinos en 1934- permitiendo un gol de los rivales con una más que evidente falta sobre el legendario Ricardo Zamora, a la sazón cancerbero español en el primer encuentro y sobre Nogués en el segundo. Una dureza tal con la que se emplearon los italiani que el conjunto que dirigía Amadeo García Salazar acabó el primero de los choques con siete jugadores lesionados -la furia no se quedó atrás, sin embargo y contabilizó seis bajas para el rival-. O el que anuló Bustamante a Adelardo en Chile, ante Brasil. O el de Bambridge a Míchel en México ante -¡Oh!- otra vez Brasil.
¡Cuantas decepciones! El "gol" fallado por Cardeñosa en Argentina ante los brasileños -¡Otra vez!-. El balón que se le coló a Arconada frente a Francia en el mismísimo Parque de los Príncipes de París en la Final de la Eurocopa, tras el disparo del actual Presidente de la UEFA, Michel Platini. El fallo de Salinas ante Italia o el autogol de Zubizarreta con Nigeria como rival. Impotencia. Como la sufrida ante los coreanos del sur en su Mundial con dos lamentables decisiones del colegiado Al Ghandour anulando sendos goles a nuestra selección.
También hubo lugar para las satisfacciones: en 1950 -Mundial de Brasil- la histórica victoria frente a Inglaterra con el archiconocido gol de Telmo Zarra. O mucho antes, en 1929, en Madrid, en el desaparecido Metropolitano, cuando vencimos a los pross por 4 a 3 en una gloriosa tarde de San Isidro. Supuso la primera derrota de los insulares en territorio continental en toda su historia. O la victoria en el Bernabeu ante la Unión Soviética que lideraba el gran Lev Yashin con el soberbio cabezazo de Marcelino. Fue nuestra primera Eurocopa. 44 años después conseguríamos la segunda en Viena, ante Alemania, con el ya histórico gol de Fernando Torres.
Tantas y tantas sensaciones a flor de piel. Por fin un 11 de julio de 2010 -fecha ya inolvidable para todo el país- Iniesta y todo nuestro equipo hacían historia. Justo cuando se cumplían, como ya dije antes, 90 largos años desde el día del debut. Como si el destino quisiera que el fútbol español y su selección fueran Campeones del Mundo antes de convertirse en centenarios.