Recientemente y con mucho retraso me enteré del fallecimiento -ocurrido el 6 de marzo del presente año- del futbolista, antes checoslovaco y en los últimos tiempos eslovaco, Jan Popluhar.
Este nombre puede no sonar nada a las nuevas generaciones de aficionados al fútbol en España e inclusive a las no tan nuevas. En nuestro país se ha pasado prácticamente por alto la desaparición de dicho jugador; en cercanas fechas lo he sabido navegando en el desconcertante pero interesante mundo de internet.
Popluhar, elegido mejor jugador eslovaco del siglo XX por la federación de su país, formó parte de la selección checoslovaca que alcanzó la final del Campeonato del Mundo de Chile en 1962. Aquella selección que se cruzó en el camino de España en la fase de grupo que abría el Mundial.
Hablo de una época en la que Eslovaquia conformaba junto con la República Checa la ya desaparecida Checoslovaquia. Alcanzaría el encuentro final y se enfrentaría por segunda vez en el Campeonato a la Brasil de Pelé -no jugaría el partido decisivo por lesión-, Garrincha, Didí y compañía sucumbiendo ante el poderío de dicha formación.
Popluhar, el quinto por la izquierda |
Al año siguiente fue seleccionado para un equipo mundial que se enfrentó a Inglaterra en Wembley con motivo de los cien primeros años de la Federación Inglesa de Fútbol -23 de octubre de 1963-. Un combinado al que yo considero el mejor que jamás se ha reunido sobre un campo en toda la historia del balompié. Junto a Popluhar estaban sus compañeros de selección Pluskal y Masopust, además de Yashin, Djalma Santos, Schnellinger, Law, Kopa, DiStéfano, Eusebio, Gento, Puskas, Soskic, Eizaguirre, Baxter y Seeler. Bajo la batuta del chileno Fernando Riera, al que ya homenajeamos oportunamente cuando se produjo su óbito.
Estamos a buen seguro ante uno de los mejores futbolistas que han vestido nunca la camiseta de la extinta Checoslovaquia. Defensa central o medio organizador, la dureza con la que se empleaba no le impidió ser conocido por su juego limpio y ser reconocido por algunos como uno de los mejores de la historia en su puesto. Su gran visión de juego le permitió adelantarse y jugar en la conocida como zona ancha.
Jugó especialmente en el Slovan de Bratislava, equipo de la actual Eslovaquia, donde se convirtió en leyenda.